Desde la distancia ves cómo me derrumbo. El cielo llorando me empapa hasta que me diluyo con la tristeza de la lluvia. Abro los brazos y siento el vacío, abro las manos y no veo sino unas yemas quemadas de maldecir contra la pared. Tenías que convertirme en un espantapájaros desolado y frío. Así todos me verían, pero nadie querría tenerme, tocarme...sentir pena de mí. Solo, bajo la intemperie de los elementos que me tambalean de este a oeste. Y yo hecho de telas, hecho de pajas, tan débil como una burbuja contra un muro de hormigón.
Todas mis puertas y ventanas están rotas, mis tejados agujereados de tus tempestades verbales. Boca abajo contra el frío suelo apenas se puede ver el cielo. Huir no fue demasiado valiente para un hombre que se llama caballero. Pensaste que yo sin ropas estaría más expuesto que tú después de todo lo que pesó el tiempo que creé para los dos. Como si mi corazón roto pudiera zarpar hacia un nuevo muelle en mi barco que encalló. Como si los agujeros de las velas no me dejaran ver el sol.
Puedes llevarte todo lo que tengo, puedes romper todo lo que amo, puedes dejarme completamente desolado, pero nunca conseguirás que deje de levantarme. Y aunque me veas con tu mirada sin brillo, y aunque me mires con telescopios desde el horizonte....la tela se puede romper, pero nunca conseguirás que desaparezca.
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