Con las olimpiadas a las espaldas ya, hago un balance de
emociones que para mí ha sido positivo al 100%. Sin duda, las mejores
olimpiadas que he vivido (y ya llevo unas cuantas, desde aquella lejana
Barcelona 92). La jornada de apertura fue asombrosa con un Boyle pletórico y
detallista que llenaba cada hueco del escenario de luz, color y recuerdos. Un
repaso para la posteridad que quedará grabado en mi memoria por su genialidad.
16 días que pasé casi al completo frente al televisor viendo cada una de las categorías
con sus entregas de medallas. Pude disfrutar de mis deportes preferidos que
siempre despiertan en mí una sonrisa: tenis, balonmano, gimnasia, bádminton,
voleibol playa, aguas bravas, waterpolo, piragüismo, natación sincronizada,
etc.
Personalmente me quedo con esos tantos cuartos puestos que
ocupamos tan cerca de las medallas, con todos esos deportistas que se
merecieron ganar una y por la mala suerte, los nervios, o un mal arbitraje no
se pudieron conseguir. Me quedo sobre todo con las mujeres, que reinaron
absolutamente en el medallero español. Ellas, que demostraron que en un país en
el que la violencia machista también pueden ejercer su poder y demostrar lo que
valen. Por su 65% de victorias y por batir un nuevo record nacional. Considero
que estas fueron sus olimpiadas y debemos dedicárselas a ellas, por los buenos
momentos que nos han proporcionado. Una muy satisfactoria participación
canaria, que de 16 participantes, 5 se llevaron medalla (Sergio Rodríguez en baloncesto,
Thais Henríquez en sincronizada, Marta Mangué y Eli Chávez en balonmano y Nico
García en taekwondo) para que se olviden que aunque seamos unas islas alejadas
geográficamente o perdidas en medio del Atlántico también tenemos nuestra
cantera de buenos deportistas y vivimos el deporte como el que más.
Siempre vivo las olimpiadas de una forma muy personal. Es mi
evento favorito de la historia y con el que he disfrutado más desde siempre. El
deporte vive en mí desde que tengo uso de razón y fueron en vano ni los 6 años
que pasé jugando a balonmano, ni lo están siendo estos más de 5 que llevo ya
dedicándole al tenis, pádel y squash. Lo llevo bajo la piel y para mí son
muchas emociones. No es solo la competición, la preparación previa o el momento
de la victoria. Para mí es ver a personas conseguir su sueño, ver cómo juegan
limpio, cómo saben ganar y cómo aprenden a perder. Ver personas acatar
decisiones, ser responsables, coherentes y consecuentes. Todo es tan valioso en
el deporte que muchas veces solamente lo vemos reflejado en las olimpiadas, que
son la pureza de la esencia del deporte. Siempre se me rayan los ojos o me sale
alguna lágrima en alguno de los deportes o categorías. Todavía recuerdo el oro
de Pekín que se llevó Elena Dementieva y que lo viví como si fuera mío. Nadal
en lo más alto, el equipo nacional de balonmano, las platas en sincronizada,
Gervasio con su última medalla…todo tan emocionante.
Este año ha sido bastante diferente, más sufrido, pero a la
vez más gratificante. Más adelante haré repaso del medallero, pero para mí hubo
unos cuantos momentos que me conmovieron de forma muy especial:
-No se puede explicar con palabras el ver a Andrea Fuentes y
Ona Carbonell de pie esperando su nota tras una actuación impecable. Ver cómo
se emocionaban y lloraban de alegría tras tanto sufrimiento por llegar ahí y
estar donde estaban.
-El equipo de balonmano femenino luchando como auténticas
gladiadoras ante unas siempre escurridizas coreanas que además poseen unas
cuantas medallas olímpicas ya. No se dejaron abatir en ningún momento y
consiguieron una victoria merecidísima gracias al gran juego en equipo que
destacaba Aguilar y con las grandes porteras Ciobanu y Navarro. Un equipo
impresionante y una gran intervención.
-Quizá el momento más emocionante de todos fue ver a
Brigitte Yague en una final olímpica tras la lesión que la mantuvo alejada de
Pekín, y la pronta eliminación en Atenas 2004 cuando era número uno mundial. La
mala suerte se vio truncada al conseguir al fin la codiciada medalla que tanto
se merecía y que tantos años de esfuerzo le había costado. Ver a su marido
gritando desde el público y animándola a conseguir lo que él no pudo (fue
semifinalista en taekwondo en dos ocasiones sin éxito) fue un momento de lo más
emotivo. Enhorabuena por dar un ejemplo de lucha sin límites.
-No podemos olvidar a David Cal, el deportista olímpico
español más laureado de la historia, con 5 medallas. Esa remontada desde los
últimos puestos no tiene precedente ninguno. Realmente es lo que tiene ser una
persona honrada, seria y trabajadora. Un hombre que ha sacrificado todo por el
deporte y lo ha llevado al extremo del éxito. Espero poder verlo en Río con una
nueva medalla para su despedida.
-Mireia Belmonte, la que nos dio la primera alegría en una
categoría a la que no estamos acostumbrados. Fue contra todo pronóstico a por
su objetivo y se llevó dos platas merecidísimas que bien pudieron ser de oro.
Toda una satisfacción para una edad muy temprana. Nos veremos en las próximas
olimpiadas con nuevos metales.
Lo último que quiero añadir es que el monopolio del fútbol
en España está totalmente sobrevalorado. Cierto que tenemos 3 eurocopas, un
mundial y medallas olímpicas en este deporte, pero considero que no tienen nada
que hacer ante unos deportes que España ha explotado al máximo para conseguir
grandes retos y que no son valorados en absoluto. Deportes como la vela, las
artes marciales, el balonmano, la natación sincronizada, el baloncesto o
incluso el tenis, en el que Nadal ya lo ha conseguido todo. Entiendo que todos
los sábados y domingos haya partido de liga y en verano copas extraordinarias,
pero creo que se debería fomentar más el resto de deportes que tantas alegrías
nos han dado y que no es que no gusten al público español, sino que no se
promocionan y se desconocen. Una lástima…aunque yo espero que esta situación
cambie y seamos conocidos por un país rico en deportes y en buenos deportistas
y no por la cuna del toreo o el monopolio rotundo y absoluto del fútbol.
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