A través de mis vulgares ojos marrones veo un collar de diamantes que se rompe mientras las piedras que lo forman toman distintas direcciones y pierden su valor al separarse. Algunas desaparecen para siempre, otras caen a lugares inaccesibles y el conjunto restante nunca volverá a ser el mismo. Al fin y al cabo el dinero no lo es todo y el valor de las cosas es realmente el que nosotros mismos le damos.
A través de mis vulgares ojos marrones veo hipocresía que sale de las bocas, de los ojos, de las miradas, de las palabras, de las máscaras que llevan muchos, que las elevan con orgullo y que no saben que las caretas no se pueden aguantar con las manos toda la vida. Acaban por caerse, romperse y lo que queda debajo no es más que un rostro pálido, sin mueca y a punto de romperse.
A través de mis vulgares ojos marrones veo un paisaje verde y azulado que me da esperanza para caminar. Lleno de sonrisas y días alegres, repleto de vida y nubes sonrientes con forma de estrella, corazón y planetas. Un sitio al que mire donde mire...tan solo veo bondad, amistad, cariño y amor. Un sitio que aunque solamente exista en el grosor de mi retina...me enseña a ver cada día que aún es posible un mañana.
A través de mis vulgares ojos marrones veo una piel en la mano, un arma de fuego disparando, un cuchillo ensangrentado. Veo palabras creadas para herir, destrucción en forma verbal, lágrimas rojas y amarillas. Veo un corredor de la muerte, arrepentimientos fingidos, mentiras infectadas de ira, de corrosión. Veo una guerra que está por venir, una batalla aún por perder, un mundo al que salvar.
A través de mis vulgares ojos marrones veo lo que podría escribir en cuatro enciclopedias, que me ocuparían prácticamente una vida entera en terminar y otras tres vidas más en interpretar, ya que no todo lo que veo puedo comprender y todo lo que siento explicar. Mis ojos son vulgares, normales, marrones...pero no dejan de ser míos y lo que veo por siempre será mi pequeña y maleable realidad...
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