Uno de los países más pobres de África sin duda alguna. Los resquicios de la guerra, o bien las hambrunas. Guerrillas o falta de moneda, Zimbabue se muere...
En la ciudad "Victoria Falls", tan conocida por albergar las catarátas más largas del mundo y las más impresionantes, ya no hay nada. Es la ciudad fantasma. El 90% de los establecimientos o lo que en su día fueron tiendas de cualquier tipo están cerradas, desiertas, vacías y sucias. Este lugar se ha convertido en la ciudad fantasma. Como si todo el mundo hubiera huído despavorido y tan sólo se hubieran quedado unos pocos.
Caminando por la calle a más de 30º, mientras decenas de chicos de raza negra intentan venderme sus figuras de madera con formas de animal. Piden 3 dólares, piden 3 euros, piden 30 RAN, y luego van bajando. No importa la moneda ni el precio, tan sólo sobrevivir. Piden los zapatos que llevo puestos, mi camisa, me piden champú y productos de higiene. Piden cualquier cosa...y no piden nada.
Niños de no más de cinco años siguiéndome por todo el camino pidiéndome comida, dinero, cualquier cosa. En su más que limitado inglés, en su idioma natal, en su jerga, con señas, con los ojos...están necesitados.
Todos se acercan y corren hacia ese puñado de blancos afortunados que caminan por sus tierras. Corren en busca de su ayuda, de su dinero, de lo que sea. Te presiguen durante más de media hora, en la dirección que yo vaya, sin rumbo, sin sentido... Para ellos no existe el tiempo, tienen toda la eternidad. Su vida se basa en vender cualquier cosa que cae en sus manos para echarse un vaso de agua a los labios. Otros no tienen tanta suerte y piden dinero desesperadamente. Siempre con respeto, sin tocarme, sin rozarme...pero con insistencia.
Así fue mi estancia en Zimbabue...triste, penosa...REAL....
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