Sencillamente quería poner un punto y aparte en todo lo que ha pasado. Quería dejarlo ir, no tocarlo en un tiempo, seguir comiéndome la cabeza...pero para mis adentros y sin más. No quería seguir tiñendo el blog de pintadas oscuras, tristes y turbias indefinidamente. Enero se fue, se acabó, nunca volverá.
La muerte de Julio es algo imposible de no recordar, así que he optado por quedarme con lo mejor de él, y esos momentos que pasamos. Las horas muertas escuchando a Alanis y Vega una y otra vez. Las cenas que me hacía porque sí, y las pelis que veíamos tapados con la manta. Me quedo con ese Julio, el que siempre respondía a mis mensajes y descolgaba cuando llamaba. Ése era mi Julito.
La independencia llegó al fin, de forma física y radical. Después de más de un año de espera. Costó sudores de sangre, tiempo y dinero, pero llegó. Ahora tengo la paz y serenidad que tanto necesitaba. Ahora ya puedo disfrutar de mí, del silencio y de mi tiempo, ahora yo soy yo, y nadie más.
Mi cumpleaños, sin duda la mejor celebración en los 25 años que llevo en este planeta. Rodeado de la gente que realmente me importa, y pasando un rato agradable, de risas y más risas. Sin historias, sin excusas y sin vergüenzas. Estuvieron presentes los más importantes, los que me recordaron los llevaba en mi mente, y al final se quitó esa espina que tenía clavada de 2008. Este año sí que fue digno y merecido. Una nota positiva entre tanto solo de violonchelo. Gracias chicos.
Y así termina enero, como Cordel...tan sólo espero que se haya ido a algún otro sitio mejor y desde ahí nos vuelva a ver, a lo lejos, sin turbiar ni hacernos reír o llorar. No le necesitamos más, ya dió mucho de sí. Enero, sal de aquí que febrero está por venir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario