domingo, 29 de marzo de 2015

LEY 62

"SOLO DIOS PUEDE HACER 
UNA SELECCIÓN ALEATORIA".


EL SABOR DE LA DERROTA

Las derrotas saben a pilas vencidas, a ese sabor chicloso y tóxico que nos queda en el paladar tras saber que no podemos llegar a la meta deseada o que no somos todo lo buenos que creíamos ser. El dolor del vencido es una punzada en el pecho; dolor sordo cuando vemos que nos superan en la carrera, que están más altos que nosotros en el vuelo, que no somos los primeros en tener la brillante idea. La injusticia de saber que existen los primeros, los segundos y los terceros. El desconsuelo de no querer asumir que no hay nada más allá del bronce de color sucio que ni siquiera nos cuelga del pecho. El valiente que tiene las palabras guardadas de sus agradecimientos por ser el mejor a sabiendas que nunca podrá recitarlas más que frente a su ahumado espejo. En lo más alto del podium vemos al vencedor que no queremos felicitar. Los vemos y nos imaginamos que fueron las trampas quienes lo ayudaron a ganar. Nuestro nombre, simplemente, no será recordado por nada especial. Lo veremos en tristes redes sociales, en documentos oficiales y los demás lo verán también en nuestro funeral junto al puñado de rosas de ocasión a punto de marchitar. La derrota es un abandono interno y auto-exigido que no nos deja avanzar. Cada sonrisa que sale es fingida que llora por dentro y la vida, como poco, nos parece lo más injusta que pueda ser. El mundo se convierte en un lugar desolado y nosotros no somos más grandes que un grano de arena pisado que se erosiona con las olas de un mar inventado.
El poder más grande del mundo no es la realidad, sino el que reside en nuestro cerebro. Dentro de nuestro cerebro es donde conseguimos los logros, las mayores metas, las medallas de oro brillante sin alear. Ahí todo es fantástico y maravilloso; sonreímos hasta que duelen las comisuras, todos nos aplauden y nos quieren abrazar. Muchos matarían por una foto a nuestro lado sin saber que no abrazan más que a una farola de humo que desaparecerá cuando cambiemos de pensamiento. Aun así en el cerebro ocurren cosas inauditas, situaciones increíbles en las que siempre saldremos victoriosos. En el cerebro no existen enfermedades, nadie nos adelanta en la carrera o nos supera en el vuelo. Somos tan superiores que deberían inventar una nueva medalla que deje en desuso a la amarillenta de oro. Mi cerebro, sin embargo, a veces no funciona. En ocasiones se cierra en banda y cuelga el letrero de no molestar. Se niega a hablarme o a darme victorias ficticias que alimenten un ego que no podré manejar. Mi cerebro me manipula y no me deja fantasear con ser rey, príncipe, modelo o pintor. Mi cerebro está lleno de espejos rotos que multiplican mis ojeras de perdedor, que triplican mis lágrimas de metal, que hace que mi tristeza explote manchando cada recoveco de masa dentro de mi interior. Mi cerebro me odia tanto como yo a él. Desea escapar de mi cabeza, pero sabe que morirá en mí porque nunca lo dejaré ir hasta que no me de las victorias que ansío. Ya no importa si son reales o no, pero en algún rincón de mi ser tengo la convicción de que existe la madera de ganador que ansío tener. 


viernes, 27 de marzo de 2015

BELÉN ESTEBAN Y SU LEGADO DE IGNORANTES

Una vez más me topo con un artículo en el que la adorada y amada de todos Belén Esteban gana un nuevo programa con nuevo dinero (que por lo que he visto, ha donado a ONGs, que bastante dice de alguien como ella) y sigue siendo la heroína de un país del que cada vez me avergüenzo más.
Yo, un hombre con estudios, con bagaje y que creo que tengo una mínima cultura, no llego a comprender como este personaje público que no saber hacer nada (no es cantante, ni sabe escribir, ni es actriz, ni tiene estudios, igual ni sabe leer tampoco...) puede llegar a ser la top en cualquier cosa que no sea el hazmerreír del pueblo. No entiendo cómo se puede vivir 20 años de un polvo con un torero deficiente (que cada uno entienda esta palabra como quiera) que ya no es ni famoso ni es nadie en este país. Cómo esta señora puede escribir un libro top de ventas (que obviamente no habrá redactado ella), tener trabajo en varios programas para hablar de personajes "públicos" como si ella tuviese criterio alguno para hacerlo, o como si a alguien le interesase lo que una poligonera de barrio tuviera que decir. Cómo esta señora puede ganar algún programa, por más miserable y cutre que sea éste y que la gente gasta su dinero, tiempo y esfuerzo en votar a esta persona que con los años no hemos visto más que su degradación física, neurológica y psiquiátrica. Cómo esta mujer pudo ser portada de revistas con lo desfigurada que está, cómo ninguna mujer puede sentirse identificada con ella o qué criterio síguela gente para darle bola a este tipo de personajes que no hacen más que promocionar nuestra ignorancia como nación. Si esta persona no tiene vergüenza, empecemos por tenerla nosotros y dejar de darle cuerda.
Me pregunto por qué las mujeres se prestan a apoyar a el anti-heroína con todo lo que ha costado llegar a la mujer a este punto en el que nunca antes se ha conseguido tanta igualdad sexual como ahora. Cómo pueden verse reflejadas en una gorda, operada, que ladra en vez de hablar, que dice estupideces sin ton ni son y que se permite el lujo de hablar mal de las vidas de los demás cuando la que ha llevado la peor vida ha sido ella. Cómo a nadie puede interesarse por la vida de drogadicta que ha llevado, los fracasos amorosos que ha tenido, su relación de odio infinito a la mujer del padre de su hija o cualquier interés que no sea en el de su desaparición del panorama español. Yo admiro a mujeres luchadoras que han vencido enfermedades a base de lucha, a mujeres que han conseguido hacerse un hueco en cualquier ámbito a base de estudiar mucho y trabajar duro, a mujeres que luchan por la igualdad en una sociedad machista y que a base de reivindicar sus derechos han avanzado en la historia de este país. Belén Esteban es la antítesis de lo que debe ser admirado.
Esta señora ni tiene estudios, ni es arquitecta, ni médico, ni periodista, ni lee el oráculo, ni vende cupones de la once, ni hace nada que pueda ser valorable en ningún país. No le quito el mérito de haber conseguido lo que ha conseguido siendo una "don nadie", pero nosotros como espectadores debemos hacer una autoreflexión y pensar un poco quién es esta mujerzuela y qué pinta dentro de nuestros televisores.
Estoy cansado de seguir escuchando de ella aun sin ver la televisión y de encontrarme con ella en internet sin querer y de que sea cada vez más conocida y valorada.
Ya de por sí el periodismo de este país deja mucho que desear desde hace una década como para que sigamos yendo hacia detrás y en vez de valorar a las personas con talento, que se han hecho un hueco a base de hechos demostrables de sus dones o grandes esfuerzos, valoremos a gentuza que es conocida por las felaciones que ha hecho o los contactos que tiene. Ya está bien de bombardeos mediáticos de acabados que no tienen mérito ninguno, y ya es hora de tomar las riendas de la cultura de este país que independientemente de las personas que buscan entretenimiento, hay muchas formas de divertirse que no enriquezcan a personajillos que no saben hacer la o con un canuto. Basta ya de darles trabajos inmerecidos a personas sin titulación, puestos de trabajo a personas que no cumplen requisitos teniendo una cantera interminable de gente capaz con o sin experiencia que se muere por dar lo mejor de sí mismo y esto no es acostarse con toreros, tener dinero para quemar en drogas y airear la vida privada de gente que no interesa a nadie. Pongamos punto y final a tanta basura.

MY RHYTHM AND BLUES

El día del padre siempre ha tenido un significado especial para mí. Puede ser porque es el único referente que tengo desde los 19 años o por alguna otra razón que desconozco. A mis 31, una edad bastante prudencial para convertirme en padre yo mismo, se me torna una fecha un tanto emblemática.
De forma inesperada me encuentro en una tesitura en la que nunca antes había estado. Siempre he sido anti-niños, pero desde que trabajo con ellos de forma directa me he dado cuenta que también tengo instinto paternal. No hablo de querer tener niños ahora, pero sí que se que si los tuviera no habría ningún problema.
Mi padre, desde que tengo uso de razón, ha sido un hombre reservado, callado, observador, tranquilo...justo todo lo que yo no soy. Me he pasado varios años intentando buscar en él algo que haya en mí. Los cromosoma han hecho su trabajo y genéticamente la mitad de mí mismo ha de ser como él. Dígase mi testarudez, mal humor, o igual mis ansias de viajar. De cualquier manera últimamente he encontrado un nuevo parecido: las ganas de vivir.
No entiendo muy bien qué lleva a un hombre de 70 y tantos a querer seguir adelante cuando hace 10 años que perdió a su mujer, vive solo y se pasa su tiempo libre delante de un televisor. Probablemente los recuerdos, su fuerza interna, el amor por sus nietos más allá del de sus hijos, o su renuncia a dejarse vencer. Si mi padre es como yo, nunca se dará por vencido, y en eso también soy como él.
Es ahí donde veo mi reflejo en sus actos. Justo donde termina su forma de ser y empieza la mía. Siempre he pesado que me parezco mucho más a mi madre por sus ganas y sus inquietudes. Por su forma de ser o su sentido de la justicia, pero es ahora...una década después que empiezo a ver los parecidos de mi padre también.
Este día, 19 de marzo pasado, llamé a mi padre para felicitarlo y me dijo que celebrarían en familia el día comiendo paella en su casa con sus hijos y nietos. Me dijo que abrirían una botella de vino que le llevé desde Madrid en navidades, y así estaría presente de alguna forma y se acordarían de mí. De forma inesperada varias lágrimas cayeron de mis ojos y me costó un poco mantener el mismo tono de voz con él para seguir la conversación. Hablamos de mi padre, el hombre de hielo que no tiene muestras de cariño, que no expresa sus emociones y que nunca acierta cuando tiene que decir las palabras exactas en los momentos adecuados. Mi padre es un hombre a destiempo de los de antes, que ha sobrevivido en una sociedad avanzada que no comprende del todo, pero por la que ya dejó de quejarse.
Yo, por otro lado, me estoy volviendo más visceral y emocional que antes, pero también con una gran capacidad de autocontrol. Me siento más cómodo que otras personas en situaciones límite y suelo encontrar soluciones rápidamente a mis problemas. Es así como veo parte de quién soy en el hombre que ha sido mi padre: un luchador que venció el cáncer, que perdió todo de pequeño, que volvió a perderlo de mayor, que no supo lo que es el amor de madre, y que perdió a su mujer demasiado pronto. Se encontró con el papel principal de patriarca que llevaba mi madre en casa y a base de caídas consiguió levantarse.
Mi padre es una de las personas de las que más orgulloso me siento porque ha conseguido que de la nada se haya creado un todo. Ha demostrado que sin estudios se puede conseguir labrar una vida próspera y tranquila, que sin comprender ciertas nociones básicas o conceptos complejos puede adentrarse en cualquier ámbito que se precie y que sus pasiones lo han ayudado a continuar cuando no encontraba luz en el horizonte.
Yo, que nunca he querido llegar más allá de los 60 para malvivir como he visto a muchas personas mayores, sí que espero que si algún día me hago viejo pueda serlo como lo es mi padre: un hombre respetable, serio y entero. Quizás por todo esto y muchas cosas más...mi padre es el hombre al que más quiero del mundo. Don Ramón, o siemplemente papá.

domingo, 15 de marzo de 2015

AQUEL CUADRO EN LA PARED

Saeki decidió renunciar a todo a sus 20 años. Continuó viviendo con un saco de piel y huesos lo mejor que pudo, mientras que su espectro mantenía la esperanza en aquella habitación. El inerte cuadro de su amado no volvió a moverse y a sabiendas que ya nunca regresaría, ella no se cansó de contemplarlo por si algún día se materializaba en realidad. Los años mataban su belleza, la marchitaba poco a poco, aunque siempre dejaba un hilo de plata que uniera a aquella niña de 20 primaveras con su espejo de 55. Saeki no se quejaba, no hablaba, no quería pensar en voz alta. Ella se limitaba a regresar cada noche a aquel cubículo que la había hecho tan feliz en el pasado. Su canción había sido tan perfecta que el paso del tiempo no podría corromperla jamás. Todos los pianos de oriente se morían por tocar sus notas y esperaban que la femenina voz de Saeki acompañaran su melodía. La historia, la más triste e injusta historia de amor jamás contada no volvería a repetirse jamás y era por eso que ella no quería seguir viviendo sin buscarlo en cada una de sus madrugadas.
Siete mares surcados y otro puñado de continentes no habían sido suficientes ya para intentar volver a navegar en sueños llenos de realidad. Ambos vivían en la memoria de Saeki felices como se habían prometido más de 30 años atrás. Ella cumplió su promesa en su subconsciente, pero su cuerpo discrepaba fervientemente. Aquella habitación estaba intacta, exactamente igual que hace tres décadas, cuando la tragedia azotaba la integridad de la pareja. Ella, había decidido dejar todo como estaba para que el tiempo pudiera devolverle a su amado. Ya no contaban historias en las esquinas, ni sonaba el teléfono con ningún tipo de habladurías. Ahora nadie se acordaba de aquella noticia que en antaño no se iba del foco de atención de una pequeña ciudad. La humanidad olvida, pero Saeki sabía que ella, aunque quisiera jamás podría. Ella no podía traicionar un lazo de amor tan profundo, un juramento de muerte tan intenso, un hilo de color rojo que se deshilachaba en el fondo de su pecho. Así, eterna e invisible, Saeki se aparecía cada noche por si su amado aparecía antes que la muerte regresase para llevársela a ella. Plegaria que había ignorado durante años. Ella, perseverante y tenaz, no faltaba a su cita; encuentro que todos ignoraban y que no se movía de aquel cuadro de la pared que alguien, de algún modo...se negaba a descolgar.

sábado, 7 de marzo de 2015

LEY 61

"SI EL TEXTO NO TIENE SENTIDO SIN ESA PALABRA, TAMPOCO LO TENDRÍA CON ELLA".

MADRID SEDIENTA

Madrid mira esplendorosa el horizonte de sus cuatro puntos cardinales; divisa ciudades que no están a su altura en vida, aunque sí en extensión. Madrid habla con la música de sus orquestas, con las voces de los vagabundos que habitan sus oscuras calles, con los suspiros de los enamorados que se esconden en portales. Madrid, que siempre quiso ser olímpica, que se conforma con ser la única y la última ciudad de uno de los países más grandes de Europa. Madrid, que pelea con su hermana por ser la más poderosa de todas las españolas o castellanas. Llama a gritos a los que se aburren en sus hogares, a los que no tienen nada más que hacer en sus locales a los que viven a cientos de kilómetros en sus vidas vacías y empobrecidas. Madrid quiere más de lo que puede abarcar, llena sus calles de tráfico indecente a horas perturbadoras. Miles de conductores que provocan atascos y accidentes, que se pelean por ser los primeros en llegar a destinos a destiempo. Es ahí donde la vida madrileña no tiene fin, ni sus cientos de miles de paseantes. Calles sin poros para respirar abarrotadas de transeúntes que buscan la mejor de las gangas, el más especial de los detalles, la diversión más estrafalaria. Es Madrid la que se ríe de sus miseria escondida, de sus cartones que resguardan del frío, de sus esquinas llenas de urea reseca, de los borrachos que ensucian sus habitaciones. Lo esconde, pero la verdad no puede ocultarse más que un puñado de días u horas que pasan esperando claridad. Ni el más perfecto de los crímenes queda sin resolver en sus rotondas; en Madrid siempre hay alguien que acecha, llama y cuenta. Alguien que vigila, calla y reserva o que abre su puerta y baja a por la pelea. Madrid es codicia, es lujuria y está sedienta. En Madrid hay que tener cuidado, porque cada minuto cuenta.  

martes, 3 de marzo de 2015

EL ISLEÑO TENERIFE

Para mí, que vengo de una isla perdida en medio del océano Atlántico; de un barrio donde los gitanos ejercían su hegemonía y donde las drogas estaban a la orden del día. Para mí, que vengo de una familia numerosa de 4 hermanos que se hicieron hueco para crecer con un solo sueldo que traía un padre trabajando de sol a sol. Para mí, que tenía que pedir beca si quería seguir estudiando y que suspender era un paso atrás; que a los 19 años empecé a trabajar y a día de hoy, 12 años después, no he parado. Para mí, que crecí a base de lecciones que no enseñaban en ningún libro, a base de unos padres que no tenían estudios sino la experiencia de la vida, que no es poca. Para mí, que llegó un momento en el que una isla se quedaba pequeña porque mi mente abarcaba el mundo entero. Para mí, que me ahogaba en los mares que rodeaban sus orillas, que me asfixiaban los veranos sin poder hacer nada más que ir a la playa, y que me corroía no poder dar un paso sin tener que coger un volante. 
Para mí, Madrid era un sueño lejano de otra galaxia, una idea exquisita para paladares más exigentes que el mío. No era más que un sueño en el que nadie más creía. Fue así como comenzó la andadura del riesgo, de la aventura y del miedo. Una experiencia que se convirtió en aire fresco, en oportunidades infinitas, en cultura asequible para cualquiera. Soy yo ahora, el que con nostalgia escribe estas palabras cuando está en casa solamente rodeado por la mirada y el ronroneo de un gato atigrado. Yo, el que echa de menos el mar con sus olas de formas caprichosas, los Alisios que apaciguan la temperatura, y los pueblos que invitan a quedarse. Una nostalgia que me confunde al pensar que ya no tengo hogar allí, que donde nací no es más que el recuerdo de veintitantos veranos en guaguas abarrotadas de arena y pieles morenas. Ahora, que me encuentro en mitad de dos territorios que amo, que quiero, y que añoro a la vez. Tenerife, la isla que me vio nacer y de la presumo cada vez que uso un "papas", un "graSias", una hache aspirada... Una tierra de la que nunca renunciaré y a la que siempre volveré porque necesito a sus gentes, a mi gente, a mi familia, a mi madre volando eterna en aquel cielo, a su cuerpo quemado a quemarropa en aquel cementerio, a los recuerdos de mis examores de colores, de Julio y sus tardes cósmicas, de los cuidados que llegaron a convertirme en lo que soy.
Mi Tenerife, con su flamante Teide, la montaña más grande de España, el tercer volcán más alto del planeta, las excursiones que hicimos hacia su cima, las noches en su refugio, sus paisajes lunares y caminos vírgenes. Tenerife, donde los microclimas me cohibían, los caminos me hacían invitado y donde la comida siempre sabe a hogar. 
Es ahora que no sé si hablo yo o mi nostalgia, yo o mis ganas de realizar alguna llamada, yo o el afán de algún abrazo infinito con los míos. Igual habla mi madre con la voz de los vientos, o mi padre con tanto recuerdo, mis amigos que me piensan aunque lejos, o simplemente los pasos que he dado por sus senderos. Es allí donde dejé de ser virgen, donde empecé a ser hombre, donde crecí desde que soy niño. Ahí nací, crecí, evolucioné y me equivoqué. Caí, me levanté y me volví a caer, hice daño y me lastimé. Fue en sus noches estrelladas donde vigilaba lo que la bóveda celeste podía ofrecer. Mi pasión, mi corazón y mi alma tienen su nombre entre riscos y barrancos. ¿Para qué ríos que no van a ningún lado? ¿Para qué si no vuelven a pasar y echan de menos los paisajes contemplados? Es Tenerife lo que me inspira y me llena, lo que me completa por las mañanas y el lugar del que procedo. 
Si no vuelvo no es porque no quiero, sino porque alguien como yo necesita sentirse realizado en muchos más ámbitos de lo que podría conseguir en un lugar tan lejano. Sin embargo, Tenerife solamente está a menos de 3 horas en un vuelo alado. Lo mismo que dura una película con buena trama, una cena con copa incluida o un café de sobremesa largo. Por eso, nadie podrá separarme de la tierra que llevo dentro. Hoy sé, que los isleños echamos de menos el mar, necesitamos la sal para sobrevivir y tenemos una extraña conexión con lo marino que ni yo mismo podría expresar. Tenerife, cuatro sílabas que saben a mar, a viento, a fauna y flora peculiar. Volveré, como cada noche en todos mis sueños, y en la realidad me tendrás ahí en cualquier momento. Como isleño a su tierra o marinero a la deriva, aprenderé a seguir contigo como norte y sur. Solamente le pido a la memoria que no borre en 50 años todo lo que aprendí en tu lugar. Gracias Tenerife por enseñarme a luchar

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE