sábado, 27 de septiembre de 2008

CAJA DE PANDORA

Alguien dijo que al final de todo, donde ya no se puede avanzar, es donde se esconde la verdad. Y que siempre será lo único que importe. No se si lo dijo un mentiroso o un buen actor, pero está claro que la verdad juega un papel importante en nuestra vida. Es algo impredecible. Nunca sabemos cuál es la verdad y cuál es la mentira. No distinguimos quién es el sincero o el mentiroso.
La verdad es un arma de doble filo; hay quien huye de ella, quien mataría por saberla, quien nunca la dice, y quien no dice otra cosa. La verdad es lo que nunca sale cuando tiene que salir, y luego va acompañada de un “lo siento”. Es como aquella torre por la que subimos y subimos hasta que no podemos más, y luego al final no sabemos cómo bajar. La verdad es toda esa gente que llega cuando es demasiado tarde. La verdad es lo que cada uno cree que sabe, pero que al final nadie puede asegurarla. La verdad son las palabras que se quedan en el viento y que nadie puede poner bajo juramento. La verdad no se compra, ni se vende, ni se alquila. La verdad es un juego para almas blancas que tienen corazones por todas partes. La verdad es el peor enemigo de los mentirosos, y el mejor amigo de los valientes.
Lo que nadie sabe es que la verdad es la caja de Pandora de la historia. Una vez que se abre ya no se puede volver atrás, ya no se puede ceder o disculparse. Después de las plagas no hay antídoto posible, y después del hambre los banquetes no valen nada.
La verdad no es un ser humano, una boca o una carta de amor, la verdad es un concepto, que nadie ha definido jamás, y que nadie comprende en absoluto. La verdad es quiénes somos, de dónde venimos y quién nos ha traído hasta aquí. La verdad es el esfuerzo de ser genuino, el poder de ser uno mismo, y la razón de querer lo que sentimos.
Nadie engaña a la verdad ni puede ocultarla para siempre, porque la verdad nunca se marchita.
La verdad no sabe de engaños, timos o mentiras. La verdad no es irresponsable, sino consecuente. La verdad no necesita explicaciones ni razones, ni porqués.
La verdad es lo que un amigo te dice sin tener que confesarse antes frente a un reflejo. La verdad no aparece en espejos mágicos ni en bolas de cristal. No tiene nada que ver con el tarot o con videncias de ingenuos.
La verdad está en una fuente de la que no sale agua, sino sinceridad. La verdad es tan pesada que una sola persona no puede hacerse cargo de ella durante toda una vida. La verdad no es más cuerda que lo que un loco dijo que sería. Los borrachos y los niños no la conocen, pero algunos la dominan a la perfección.
No siempre es sencillo vivir en un mundo donde se paga por respirar, y donde la verdad cuesta vidas enteras y sueños con esperanzas ahora ya sepultados. Después de todo, con una sonrisa de oreja a oreja aún salimos a la calle, a demostrar que de lo que una vez estuvo ahí ya no queda prácticamente nada. A ver cómo encontramos ese botón verde que nos dice cuándo debemos pasar y cuándo debemos pararnos; cuándo arriesgamos nuestra vida y cuándo luchamos por lo nuestro.
La verdad está en el aire que respiramos, en las palabras que no decimos, en los latidos del corazón. La verdad se esconde en los árboles, en las almas de los animales que menos nos importan y que no pueden expresar lo que les pasa por la mente, pero que aún así los pisamos al caminar por la calle. La verdad no es azul, verde o a rayas; la verdad es de todos los colores y a la vez amarga. Es sincera, responsable y elocuente. La verdad no es lo que yo diga, sino lo que piensas tú de lo que dicho. La verdad no se esconde en cuatro palabras ni sale de una pluma con tinta infinita. La verdad es lo que no hemos sido capaces de afrontar, los problemas sin resolver, las pesadillas de cada noche a las que nunca le encontramos significado. La verdad no está en una botella, ni puede contenerse en tres deseos, aunque la avaricia pretenda ocultarla. La verdad no se esconde tras la magia, ni puede abarcarse en su totalidad. La verdad no se paraliza, ni da marcha atrás. No se puede rebobinar hasta el punto más sincero, ni adelantarse saltándose trozos de un futuro por descubrir. La verdad no es guiñar un ojo, reírse a carcajadas o gritar con todas tus fuerzas.
La verdad no es lo que decimos en situaciones extremas, en mundos que no son nuestros y en idiomas que no dominamos. La verdad no sabe de religiones, ni es fascista. No tiene sexo y no conoce límites. La verdad no la tiene el más sabio, ni el más suyo, ni el más tonto, porque la verdad no es un pensamiento absoluto, ni una teoría sin razonamientos.
La verdad es muchas cosas que no pueden descifrarse en unas cuantas líneas, porque la verdad es parte de nosotros; es parte de ti, es parte de mí, es parte de todos. Lástima que no podamos controlarla eternamente.

viernes, 26 de septiembre de 2008

ROMANCERO GITANO


Tenías que pagar por ello. Por maricón, por rojo asqueroso, por brillante, por enemigo de la España católica. ¡Cómo no iban a fusilarte, poeta, hombre libre! Tenías tanto que decir. Te habría admirado todo el mundo. Te habrían dado el Premio Novel. Lo que ellos no saben es que no llegaron a matarte. Provocaron tu muerte física, pero te hicieron eterno. Sobreviviste a tus verdugos. Destrozaron tu cuerpo, pero con Lorca no pudieron.
Estás en tu casa de Fuentevaqueros, aunque cueste encontrarla porque sólo está señalizada la “Ruta de Washington Irving”. En tu cuna dorada, en tu piano, en tus manuscritos. En el olivo del parque que lleva tu nombre, allí donde caminaste entre fusiles. En las aulas del mundo, donde se leen tus versos en voz alta. En la magia de los artistas que son locales y universales a un tiempo. En los escritores intelectuales que se posicionan políticamente para cambiar las cosas (pocos). En la voz de quienes se levantan frente a la violencia. En el alma de quienes remueven la tierra buscando a sus seres queridos, sepultados como tú en tristes fosas comunes.
Fuentes solventes afirman haberte visto también en un instituto de secundaria, insultado y humillado. En una taberna de pueblo, despreciado por sus fanfarrones parroquianos (que sepas que la España reaccionaria se resiste a desaparecer). En algún corredor de la muerte, donde las horas pasan lentas. Entre las víctimas anónimas de las guerras, cuando el odio desencadena otras venganzas camufladas en razones políticas, como te ocurrió a ti. En un descampado, lapidado por falangistas islámicos. Acabamos de matar a Federico, por maricón.
Ya ves, Federico, que estás mucho más vivo de lo que nos han hecho creer. Así que te informo, poeta sensible con alma de niño y visión trágica de la vida y de la muerte, que estoy en vela, aguardando tus versos en la madrugada.
Fernando Olmeda

miércoles, 24 de septiembre de 2008

MI IDIOMA NO ES LA HIPOCRESÍA


Y aquí sentado me quedo, intentando comprender este mundo, que no para de sorprenderme. Analizando todas esas cosas que detesto y que solo despiertan en mí repulsión. Preguntándome el por qué, y tratando de descifrar algún tipo de código que no haya llegado a entender. La imperfección en estado puro.
Doy vueltas en la cama mientras me digo a mí mismo: “la vida es un asco”.
Siento que a veces trato de asfixiarla o que ella es la que me deja sin oxígeno cada vez que las cosas no van bien. He oído de todo, me han dicho infinidad de cosas, y ya no se discernir la información. Ya no se si existe el bien y el mal, ni dónde se esconde la neutralidad, o la indiferencia.
No quiero esperar por nadie, pero al final del día, miro atrás y parece ser que es lo único que he hecho. No quiero que me desgarren el alma, pero se vuelve inevitable cuando hablo de sentimientos. No quiero que me digan palabras y más palabras, porque todas se las lleva el viento. Las palabras las borra el tiempo, y se van con los susurros, cuando los labios ya se han cerrado. No quiero historias de abrazos ocasionales, ni de conversaciones cibernéticas, ni de e-mails de cuatro líneas, ni de correos electrónicos sin títulos, o con títulos del que yo mismo fui el autor. No quiero que me hablen de moralidad, ni que me den medallas de plata. No quiero ser lo que quede de un recuerdo, ni vivir encasillado en la sombra de otra persona.
Quiero ser libre, quiero ser aire y agua a la vez. Quiero realidad, transparencia y claridad. Quiero las cosas tal cual son, sin edulcorantes añadidos, sin exceso de nada, y sin falta de todo. Quiero que me dejen respirar y que no me señalen por la calle. No me quiero sentir de segunda mano, ni de tercera, ni de cuarta. No quiero estar al final de esa agenda, donde ya no queda nada mejor que hacer, o donde todas las posibilidades ya han sido canceladas con anterioridad. No quiero ser una foto en una cartera, ni una vergüenza para quien la lleva.
Al final me quedo boca arriba, y me miro los pies. Los muevo y sé que estoy vivo, pero ignoro si el mundo exterior lo sabe. Me gustaría gritar que estoy aquí, escondido en alguna parte, y que no me busque el que no me quiera encontrar. Me apetece huir lejos de aquí, para ver de qué manera van a encontrarme cuando me busquen. Para que se den cuenta de que sí que estuve aquí, pero finalmente me cansé. Me aburrí, me cansé y me fui. Deseando que piensen que me fui a un lugar mejor, a buscar a esa persona por la que vivir en este mundo, y a dar todo lo que me queda aquí. A regalar todo lo que he escondido dentro de mí, en mis entrañas, para que nadie lo robase. Y soltarlo al explotar, para que me entiendan, para que me comprendan y digan: “qué necio fui, nunca lo vi”. Para que después, cada uno mire su estúpido reloj de pulsera y se de cuenta de que es tan tarde, que ni el mismísimo Cronos podría hacer nada para detener los segundos. Y sé que no sentiré la satisfacción que ese “te lo dije” puede llegar a brindar. Esa sonrisa de placer y goce que me podría traer el decir cuatro cosas y tirar la puerta al salir, mientras tiembla el piso y se cae el tejado.
Me apetece subirme a un banco y deshojar todos esos libros que me han obligado a leer. Tirar las páginas al viento y decir que no me creo nada de lo que dicen, y que nunca disfruté al leerlos. Apuntar con la portada a todos los culpables de mi sabiduría, y lanzar las tapas hasta que rueden cabezas de una vez por todas. Me gustaría hablar en voz baja para que crean que cuchicheo, y hablar en voz alta para que digan que estoy loco. Me apetece callarme la boca para que digan que soy un marginado, y hablar por los codos para que me llamen pesado. Que digan todo lo que quieran y reírme con ellos de sus absurdas opiniones sin sentido. Y sentir un placer sin medida al soltar dos frases y derrumbar los cimientos de sus comentarios. Derribar sus teorías con sus propias armas, y manejar las palabras a mi antojo como solo yo sé hacer, para que se den cuenta de una puta vez de que este mundo está gobernado por hipócritas.
Tranquilidad, calma, y sosiego, porque esto no es ira, no es rabia contenida, ni miedos de la infancia…esto es simple y llanamente lo que hay.
Ni tanto ni tan poco. Solamente es un texto con un mensaje claro: “pensar”. Algo que no todos hacemos, pero que también es un deporte, y a veces trae cambios positivos. Pensar es la única cosa gratuita que tenemos, y por la que no hay que pedir permiso a nadie. Pensar puede ser divertido, y nos puede ayudar a sobrevivir en este mundo de economía forzada y sueños de alquiler.
Lo más divertido es que me llamen lúgubre, amargado y mariquita. Que me pregunten por qué me gustan los hombres, o que digan que soy un romántico empedernido y cursi. Que me digan que estoy desfasado y que el mundo no está preparado para mi forma de vivir la vida. Que me llamen borde, antipático y seco un millón de veces, únicamente por lo que uno pueda aparentar. Y yo ahora me asomo a la ventana y me río.
Me río de las caras de subnormales que veo desde aquí, de todas las caretas de colores y formas distintas que llenan las calles, y me río de que el mundo esté perdido.
Me encanta enfadarme una vez al año y sacar esa rabia que tengo dentro y darme cuenta de que soy capaz de enseñar los dientes si me lo propongo. Darme cuenta de que esa niña interior que una vez creí que tenía, solamente fue un espejismo de lo que quisieron reflejar en mí. Y me alegro al pensar que la religión es solamente un dogma que fue creado para que los débiles o los aburridos tuvieran algo en lo que creer.
Y lo digo muy alto y claro: “me considero una persona justa, tolerante y respetuosa”.
Aunque lo mejor de todo es que estoy orgulloso de serlo, y de decir lo que quiero decir cada vez que quiero decirlo. Me gusta ser consecuente y cargar con los pesos que conlleva el ser libre y liberal. El dolor que arrastra el ser valiente y decidido, y el no tener miedo a decir que no soy una buena persona. Ser noble es demasiado aburrido para mí, y los malos tienen su atractivo, aunque nadie los quiera en su vida.
Sin castings ni pases de micro he llegado aquí, a un concurso en el que no quiero participar más, en un mundo que gira y del cual me quiero bajar. En una galaxia de cuerdos en el que un pirado como yo no tiene lugar.
No, aún no me puedo ir, tengo que hacer la maleta y meter todas mis cosas. Esas cosas que me importaron alguna vez y que voy a necesitar en mi futuro dondequiera que sea.
Necesito mi playa, esa playa a la que acudo cada noche para no parar de reír o para romper a llorar. Necesito la lluvia, que me purifica cada vez que he hecho algo mal, y necesito la luna, para poder ir todos los días a cenar y a descansar. Me llevo a Vega, que aquí nadie la quiere escuchar, y me llevo a Dalí, que nunca nadie lo intentó comprender. Me llevo todo lo que nunca pude tener, pero que me han hecho crecer como soy. Me llevo mi esencia para que nadie vuelva a recordarme jamás. Y borraré mis pasos al caminar, para que nadie me siga detrás. No arrastraré los pies porque no quiero que me escuchen marchar, ni tampoco me despediré, porque no tengo más tiempo que perder.
Ahí dejo la noción del tiempo, las burlas y el mal de ojo. Dejo las promesas rotas, y lo que dijeron por detrás. Dejo la perseverancia que quizás alguna vez tuve, y la paciencia que me hizo llorar. Dejo el dolor que rompió mi corazón en mil pedazos, y las falsas esperanzas que lo reconstruían una vez más. Dejo la indiferencia y la presión, la injusticia y la traición, la mentira y el mal humor.
Me voy sin billete de vuelta, sin intención de mirar atrás y sin ningún tipo de remordimiento. Ya hubo tiempo para la comprensión, para conocerme y para comprender la razón. Nunca pedí apoyo ni comprensión, solamente respeto. Y a por él me voy. Me llevo mi ironía y mi sarcasmo, mis ganas de hablar y de que me escuchen y mi ilusión por poder explicar cuál es mi pasión. En mi bolsillo me guardo mi voz, mis batallas ganadas y el orgullo que me sobró. Cantaré por el camino hasta que llegue al sol, y allí me sentaré a descansar. Planearé una nueva dirección, crearé un nuevo punto cardinal que no tenga orientación, y allí me iré con mi alma, la única que me entendió, que me quiso como soy, y que me picó el ojo para irnos de la mano.
Sin reproches, sin remordimientos y sin recuerdos, con todo eso me voy. Sin nada de nada, pero con mucho de lo que necesito. Sin esperar más, sin aguantar más y sin escuchar más.
¿Y los demás? ¡Los demás que aguanten!

SAD LITTLE STAR


Como una estrella de mar en el fondo del océano. Permanece esperando a que llegue algún remolino o una pequeña brisa y sacuda tanto quebradero de cabeza. De tanta presión le han arrancado hoy una de sus puntas. Dicen que el tiempo hace que crezca una nueva y todo vuelva a su lugar. Hay quien dice que de su brazo roto puede crecer una nueva estrella, pero sólo los ingenuos lo creen posible. La naturaleza es sabia, pero no tanto.
La pequeña estrella indefensa se sentía sola y estancada. Cansada de perder siempre una de sus puntas, por el camino, poco a poco iba perdiendo el color. Ya no era rojo pasión, sino que se había convertido en un tono rosa palo que pasaba desapercibido entre tanto ser colorido del mar. Ya no podía cantar a las mareas, solamente susurraba palabras que nadie podía escuchar.
Un día pasó un caballito de mar y la vio arrastrándose muy despacio. Le dijo que no se preocupara, que él la acompañaría hasta el coral más cercano para que recuperase su color. Mientras el hipocampo nadaba, le daba un sabio consejo a la estrellita: “No te preocupes, más allá de la orilla, hay siete mares que inundan el planeta. Todos llenos de seres distintos, diferentes y especiales. Muchos de ellos se morirían por conocerte. Tan sólo tienes que vivir la vida, y más despacio no la hace más aburrida”.
La estrella anotó en una hoja de alga el consejo, y se lo escondió entre sus poros. Dándole las gracias por ayudarla, la estrella respondió: “Guardaré el consejo para cualquier otra ocasión, porque ahora me siento tan triste, que no puedo ver más allá de esas burbujas. Sin embargo, la vida me ha enseñado que después de todo, siempre me encontraré sola, y sola es como debo seguir mi camino hasta encontrar nuevamente mi color. Seguramente no será hoy, ni mañana, pero muy pronto conseguiré sobrepasar toda esa barrera de coral. Será entonces cuando lea con atención tu consejo, lo cumpla, y vaya personalmente a buscarte para darte de nuevo las gracias. De momento, tan sólo tengo para ti esto”.
El caballito se quedó sorprendido mirando el regalo de la estrella. No sabía qué iba a hacer con un brazo muerto de su nueva amiga, y dijo: “¿Por qué me das tu punta?”
La estrella, convencida de sí misma, le dijo: “Ahora crees que es una punta muerta, pero muy pronto, con paciencia, empeño y mimo, se convertirá en una estrella como yo. Más pequeña, pero de un color rojo tan intenso, que deslumbrará el océano cuando los rayos del sol caigan sobre el agua. En ese momento sabrás que llegué a mi destino, que sobreviví a los días, y que sigo con mi camino. Entonces no dudes que te encontraré y te daré un nuevo regalo que perdurará por siempre, mi amistad”.
El caballito de mar se guardó la punta de la estrella en su espalda y partió en otra dirección, pensando en lo que el futuro le aguardaría a esa estrella de mar tan sabia que se había cruzado por su camino.

martes, 23 de septiembre de 2008

LOS CHARCOS MÁS PEQUEÑOS SON LOS MÁS PROFUNDOS


Crecer físicamente es algo inevitable, pero crecer mentalmente depende de nosotros. Aunque en algunos casos no haya capacidad, la voluntad lo puede todo.
Lo mejor es poder darnos cuenta y ser conscientes de que somos alguien y de que sabemos lo que queremos. De saber por qué estamos aquí.
Por eso te digo que no vale la pena mirar hacia delante y subirte en el primer coche que pare a tu lado. No te arrimes a la primera oportunidad que se te acerca, porque en cada momento tenemos que ser capaces de elegir, y el camino más fácil no nos llevará a la felicidad. La vida no es un anuncio de detergentes, donde todo es coser y cantar.
¿Qué pasará dentro de tres años? Cuando mires atrás y veas que no tienes nada, y que tu vida no ha llegado a nada. No tuviste tiempo de cuidar amistades, no fuiste capaz de dar cariño y no pudiste responder al teléfono cuando llamaban. ¿Y si esa llamada era importante? ¿Escuchaste el teléfono sonar? ¿Por qué no lo cogiste?
No vale la pena despertar un día y darte cuenta que tu trabajo te ha absorbido de tal manera, que ya no sabes ni qué velas cargas en este entierro. Es como si hubieras estado en coma, y tu único contacto con la vida fuese a través de un trabajo que tú mismo dices que no vale la pena. ¿Entonces? ¿Por qué no cogiste el teléfono cuando llamé? Era algo importante, me sentía mal, y necesitaba hablar con alguien, necesitaba apoyo, pero tú no pudiste estar ahí, no pudiste escucharme, ellos no te dejaron.
Sí, es cierto, tienes algo de dinero para tus cosas, tienes independencia económica y un techo donde dormir. Pero, ¿tienes amigos de verdad?, ¿tienes tiempo para dedicarle a tu familia? Ellos también te necesitan.
No es divertido estar contigo sabiendo que en cualquier segundo volverán a llamarte para cumplir con tu deber. Para coger un arma y jugar a los soldaditos y cuando haya tiempo de guerra, solamente serás un número. Un número del que nadie se acordará jamás, y que solamente estorbará en los cementerios.
Muchos hablan de paz, dicen que es el camino correcto y más humano, pero en cambio tú representas la guerra. No sabes por qué, pero estás ahí, apoyando una política que ni siquiera entiendes. Acatando órdenes que no tendrías que obedecer. Pero no pasa nada, como tú mismo dices… “ahora ya puedo opinar”. Pues genial, opina entonces, opina a ver hasta qué punto llega tu voz y hasta qué lugar llegan tus ideas. No creo que pedir permiso para ir al baño sea opinar, pero tampoco creo que gobiernes más allá de las cuatro paredes en las que vives día y noche.
Te pintas la cara y te arrastras por el suelo. Te lesionas y vuelves al grupo. ¿Realmente vale la pena? ¿Crees que vale la pena? Salir de excursión y buscarte la vida en la intemperie sólo por acatar órdenes y por prepararte para algo que no sabes si algún día podrás ejercer. ¿Estás orgulloso de ello? ¿Presumirás de todo esto en el futuro?
Rodeado de peones que no ven más allá de sus narices o que las circunstancias o sus limitados cerebros nunca dejaron un lápiz entre sus dedos. Conversaciones absurdas sobre chicas de ensueño y diálogos estúpidos de fantasías que nunca se cumplirán. Mientras, se escuchan gritos de fondo que te dicen una vez más lo que debes hacer; cómo, cuándo, dónde, pero nunca escucharás un por que. Sencillamente porque no lo hay.
Aunque no lo parezca, el mundo sigue girando. Personas contadas esperan ahí fuera por ti, por si algún día vuelves a ser tú, vuelves a donde perteneces y encuentras un camino más victorioso. Un camino que no manche el color de la esperanza, ni que lo pueda teñir de rojo algún día. Y mientras el mundo gira, personas mueren, hay asesinatos, robos, atracos y maldad en las calles, ¿y tú haces llamarte un soldado de tu tierra? ¿Y por qué no respondiste al teléfono? ¿Por qué no me dio señal cuando marqué tu número?
Lo sé, estabas ocupado, no había señal en esa montaña donde jugabas al escondite con la cara manchada. Pero no pasa nada, porque en una semana estarás de vuelta, aunque esa semana nuca volverá. Esa semana en la que lloré y reí no volverá, y tú no la verás, ni sabrás lo que pasó. No estuviste ahí para mí.
¿Por qué no quieres aprender? ¿Por qué no quieres avanzar? ¿Por qué no quieres hacer las cosas bien? No es demasiado tarde, pero esperar en el olvido tampoco se detiene el tiempo. No es fácil estar solo cuando necesitas a alguien, pero a nadie le gusta esperar durante meses a que vengas de dondequiera que estés.
No debería haber conformismo a estar alturas, y la superficialidad no es una opción disponible si quieres ser feliz.
Si alguien dice “sí”, no hay que afirmar mientras sonríes o guiñas un ojo. Nadie es superior que tú por tener medallas o diplomas colgados en una habitación. Pero nunca es tarde para seguir un camino mejor, y no sólo hay uno, sino un millón.
Mañana quizás sea tarde para mirar atrás, y no vale la pena esperar a que llegue tu funeral y darte cuenta de que no fue nadie a despedirte. De que sólo tres personas se preocuparon por ti, y que en diez años ya te habrán olvidado.
Y aunque seamos polvo de estrellas, utilízate para hacer magia y cambiar el mundo, para ver las cosas de otro color y para alzarte en cualquier acantilado y gritar que eres libre. Di que lo conseguiste, que al fin eres feliz, y lo mejor de todo…que sigues siendo tú mismo.

lunes, 22 de septiembre de 2008

TRAJKOVSKA


Una de estas mañanas, en las que no esté especialmente cansado, buscaré ese lugar y me quedaré en esa calle en la que encontré la buena suerte por primera vez. Me llevaré un puñado de libros y una manta para el frío. Me sentaré en la acera y esperaré. Igual doña suerte vuelve a pasar y viene de nuevo a mí.
No importa lo que digan sobre mí los que me vean al pasar. Me da igual si viene la televisión y me quieren entrevistar. Yo permaneceré ahí sentado leyendo, mientras levanto la mirada de vez en cuando por si te veo pasar.
Tarde o temprano pasarás por delante de mí, no importa si por casualidad o ya estaba predestinado así. Yo seguiré en la misma acera pensando en ti, y de aquí no me moveré. No voy a comer, no voy a dormir, tan sólo esperaré.
Quizás me llamen el loco de las patillas o el flipado del lunar, pero de aquí no me moveré. Seguiré esperando en aquella calle donde una vez me recogiste al pasar, así que de aquí no me moveré. Espero que no tardes en pasar…

miércoles, 17 de septiembre de 2008

LA ESTUPIDEZ DEL AMOR


Si alguna vez en el futuro nos conociéramos, ¿te gustaré? ¿Me gustarás? ¿Qué harías para llegar a mí, para conocerme mejor? ¿Me invitarás a un té, o a un café? ¿Quizás un whisky o un ron? ¿Me emborracharé? ¿Te emborracharás?
Si no soy como esperabas, ¿cómo harás para deshacerte de mí? ¿Me harás daño? ¿Me mandarás una carta? ¿Llamada telefónica? ¿O tal vez e-mail?
Si nada funciona, ¿le dirás a un amigo que me lo cuente? ¿Y si luego te arrepientes? ¿Volverás? ¿Acaso esperaré?
Si soy mejor de lo que esperabas, pero no te hago caso, ¿cederás, te rendirás? ¿Me convencerás? ¿Valdré la pena? ¿Seguro?
Y si dudo al dejarte en mi interior, ¿insistirás? ¿Me cansaré?
Si no eres como espero, ¿cambiarás? ¿Te meterás a hacer un papel? ¿Serás tú mismo con careta? ¿Qué pasará? ¿Volverías a intentarlo?
Y si digo que no y me giro, ¿te largarás de mi camino? ¿Me perseguirás?
Y si te digo que sí, ¿me acosarás? ¿Te obsesionarás?
La primera cita ha ido muy bien, pero ¿y si la segunda es un desastre? ¿Me juzgarás a mí? ¿Te juzgaré yo a ti?
Dijiste que soy muy interesante, pero si aparece alguien más astuto que yo ¿me dejarás así? ¿Me dejarías ir?
Ya estoy dentro de ti, y tú dentro de mí, pero ya no sé si debo dejarlo ir. ¿Por qué dudo ahora? ¿Por qué dudo aquí?
Dices que te enamoraste, pero ¿será verdad? ¿Y si yo no estoy enamorado? ¿Es buena idea seguir aquí?
Pero espera, porque ahora tengo mariposas en el estómago. ¿Estoy enamorado ahora? ¿O es que tengo hambre?
Qué bonito todo. Es perfecto ahora, pero ¿y si mañana cambia? ¿Seguiremos aquí?
Yo creo que esto es para siempre, y tú me aseguras que sí, pero ¿y si sólo dura una semana? ¿Qué pasará en la novena cita?
Y si al final nunca nos conocemos, ¿seré feliz sin ti? ¿Conoceré a alguna otra persona así? ¿Me querrá como tú me querrías a mí?

martes, 16 de septiembre de 2008

RETÓRICA ABSURDA


Todo lo que mis ojos recuerdan, es que ya nada es lo que parece. Y mientras más hablo, menos digo, y cuanto más alto lo digo, más rápido se lo lleva el viento. Y lo que siembro, luego no lo recibo, y cuanto más cabo, menos hundido.
Todo lo que mis manos recuerdan, es que ya nada es como lo pintan. Y mientras más grito, menos me escuchan, y cuanto menos me escuchan, más rápido me desvanezco. Y lo que digo, luego me arrepiento, y cuanto más digo, menos siento.
He vivido muchas vidas, aunque aún me considero joven, y mientras más avanzo, menos entiendo lo que me rodea, y al final acabo por encerrarme entre cuatro paredes.
Todas las vivencias que pasaron en las últimas décadas, hacían que se me antojara un futuro prometedor, lleno de éxitos. Lástima que las cosas no son como quiero que sean, y nunca lo serán. Ni aquí, ni en Burundi...y así es la vida.
Cuanto más lloro, menos lágrimas caen y cuando más hablo, más susurro, y nadie descifra mis oraciones...y nunca rezo. Nunca he rezado en serio, y no creo que nadie escuche plegarias desde el otro lado del cielo. Cuanto menos creo, más palos me llevo y cuanto más quiero creer, más agua fría recibo. ¿Dónde está el término medio? ¿Dónde me encuentro con el gris?
Siento que me congelo en un mundo de hielo, de escarcha, de nieve...en un mundo de -24 grados que tengo, que no he vivido, que merezco...o que siento. Y si no es así, recojo mis maletas y desaparezco, aunque mientras más camino, menos avanzo, y cuando más corro, más rápido me tropiezo y me caigo.
Enséñame a atarme los zapatos, a no pisarme los cordones, a no arañarme con el suelo. Enséñame de nuevo a seguir de pie, a no llorar, a no caer, a no gritar. Prefiero susurrar, dormir, cantar...A convertir mis -24 grados en positivo, y seguir adelante sin mirar atrás. A superar lo que pasó en navidad, a poder continuar, a no recordar. Ayúdame a sangrar...

domingo, 14 de septiembre de 2008

QUÉ SUERTE VIVIR AQUÍ....


Canarias, lugar paradisíaco para muchos, destino de viaje perfecto con sol, mar y playa. Bonitos paisajes y gente calurosa y agradable. Siete islas, cada una con su encanto natural, y otros tantos islotes que visitar si queremos cambiar de aires. Qué suerte vivir aquí...
Qué suerte vivir aquí, ajenos a terremotos, tsunamis y tornados. Sin atentados de ETA, ni ningún otro tipo de tragedia que vaya más allá que unos malos tratos o una pelea callejera. Qué suerte vivir aquí...
Muchos canarios ignoran el término "calentamiento global", otros tantos no saben que existe una "lluvia ácida" y otros creen que la caza de focas o de especies en peligro de extinción, al fin y al cabo...es inevitable.
Al menos sentirnos un poco agradecidos por el clima que nos ha tocado, por el lugar en el que vivimos y por estar algo alejados de todas esas catástrofes que cada año azotan tierras desconocidas. Como mínimo cuidar nuestras islas y estar orgullosos de que su belleza forme parte de nuestras vidas.
Preocupados por hipotecas, amoríos y botellones, la población canaria parece vagar ciega ante lo que concierne al mundo y parecen ignorar que Canarias también forma parte del mundo, y debemos cuidarlo. Difícil es la proeza de cuidar un planeta, pero al menos que fluya esa mínima preocupación por lo que nos rodea.
Siempre tendiendo a relacionar todo con la economía del país, el dinero, y nosotros mismos. El egoísmo queda claro, pero...¿realmente estamos concienciados? Aparentemente no. Después de todo, ¿qué más da? Seguiremos preocupándonos por estar monos para ir a la playa en verano y compraremos todos los complementos más chic del mercado cuando se acerque el invierno. Así funciona el paraíso isleño y sus gentes.

UN DÍA NORMAL

Anoche me despertó un ataque de tos. No fue ni un beso, ni el teléfono, ni los gritos del vecino, sino la jodida tos.
Qué perra es la tos. No sirve para nada. Bueno sí, sirve para que me duela la garganta un poco más. Sirve para que me salgan lágrimas mientras toso. Pero de resto...¿para qué sirve la tos?
Es incómoda, desagradable y molesta. ¡¡¡Tos, no eres bienvenida en mi vida...vete de aquí!!!

sábado, 13 de septiembre de 2008

TE SEGUIRÍA


Nadie dijo que las cosas fueran fáciles. Me llamaste, estabas exhausto y sin aliento hablando cosas sin sentido. ¿Quién dijo que estabas loco? Te entiendo, yo también estoy conmocionado, asustado, desilusionado. La gente y sus comentarios, tu familia y sus reproches, tus amigos y sus teorías. Después de todo siempre seguiremos aquí, justo en el mismo sitio donde nuestra vida pasada estuvo, pero con diferentes ropas y aromas, pero seguiremos siendo nosotros. Lo sé, la verdad es dolorosa y la verdad puede ser muy dura.
Ahora no puedo, créeme, ahora no puedo hacerlo, no estoy preparado. Si realmente hubiese sabido la verdad del universo, si supiera de qué está hecho nuestro planeta o de qué color es el viento, te seguiría. Si hubiese salvado vidas humanas o crecido de todas las maneras posibles, te seguiría. Si hubiese aprendido mil idiomas y comprendido todo significado, te seguiría. Si hubiese reinado la paz en el mundo con mis escritos o no cupiera más amor en mi corazón, sin dudarlo te seguiría. Pero ahora no puedo, créeme, ahora no puedo hacerlo, no estoy preparado. No estoy preparado para morir, para irme de este mundo, para marcharme de aquí. No así, no ahora, no aquí.
Aún tengo muchos consejos que dar, aún me quedan muchos poemas por escribir, aún debo conseguir millones de sonrisas más, aún me quedan muchas carreteras por caminar, y encontrarme con muchos extraños que aún no me conocen. Aún me quedan por tender muchas manos y ayudar a mucha gente a levantarse. Aún tengo que decir muchas tonterías y cometer muchos más errores.
No creo que esconder la verdad sea el mejor de los caminos. No creo que quedarte sin nada sea lo mejor que debas hacer y no creo que nadie comprenda tu postura si la escondes en un sobre sellado debajo de tu colchón. La felicidad no se pide prestada ni se alquila. No hay que pedir permiso para cada cosa que necesites, ni necesitas aprobación para cada cosa que haces. No es fácil salir al mundo con la cara sin maquillar ; ni es fácil para el planeta verte con otros ojos, pero es lo que tiene que ser y nadie podrá cambiarlo.
No hay que pedir perdón nunca más, ni decir dónde vamos a ir en cada momento. No hay que avergonzarse de lo que tenemos dentro, de lo que nos gusta, de lo que sentimos, de lo que somos. No hay que cambiar las versiones de las historias de nuestra vida, tan sólo para que no suenen tan surrealistas ahí fuera. Ya no hay viajes de vuelta, ni tickets canjeables por mentiras. Ya no hace falta vagabundear por los tejados y las calles, ni decir lo que se siente por debajo del mantel. La melodía de lo que somos puede tocarse en cualquier tipo de instrumento, sea cuerda, viento o percusión. Te recuerdo que lo raro es ser normal. Aún es posible un mañana. Aún es posible un mañana para ti. Piensa en ti, en lo que eres y en lo que puedes llegar a ser. Aún es posible un mañana.
No sé lo que el mundo piensa de ti hoy, pero yo puedo decir que te quiero. Un beso, hasta mañana.

jueves, 11 de septiembre de 2008

30 SEGUNDOS


Parece imposible creer que haya una peor muerte que ser descuartizado, ahogado, devorado por una bestia o ser acuchillado. Quizás ahorcarse, desangrarse o morir de frío. Arder en llamas o padecer la peor de las enfermedades que te mate lentamente.
Pero seguramente hay una peor muerte que todas las anteriores juntas. Dicha muerte haría que nuestros tímpanos reventasen, desgarraría nuestros pulmones e hincharía nuestro cuerpo. Se escaparían todos nuestros líquidos y gases del cuerpo, la saliva, las lágrimas y el sudor saldrían hacia el exterior. Por si fuera poco, también perderíamos nuestro calor corporal por radiación y nos congelaríamos. De todos modos esto ya lo no sentiremos, porque en tan sólo 30 segundos ya estaríamos muertos.
Para comprobarlo, lo único que necesitamos es ir al espacio y quitarnos el traje de astronauta fuera de la nave.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

BUTTERFLIES INSTEAD


Definitivamente el ser positivo trae su recompensa. Después de un capítulo cerrado, se abre uno nuevo en blanco, y aquí es donde me encuentro. Descanso de médicos, operaciones, revisiones, ecografías, bultos, testículos y urólogos. Un punto, y espero que "final" a un tramo que llegó al mar. Ahí debe quedarse, como un ancla de cien toneladas hundido en el fondo del océano. Ya no hay heridas, sino cicatrices. Después de una puerta cerrada, una nueva se abre. A ver que me espera tras ella..

martes, 9 de septiembre de 2008

¿Y SI...?


¿Y si hubiéramos ido a 40 km/h. en vez de 30?
¿Y si hubiéramos llegado a ese punto unos 3 segundos antes?
¿Y si se nos hubiera venido ese coche encima?
¿Y si hubiera pasado?
Difícil de explicar, pero hoy volví a nacer.
¿Y si...ya no estuviera aquí hoy?
Gracias tiempo, gracias circunstancia, gracias casualidad, gracias pirado, gracias Rosana.

VÍDAME


Quizás la primera palabra creada en cualquier idioma remoto fue "vida". Algo que muchos poseen, otros quieren eternizar, y nadie controla. El todo y la nada a la vez. Nadie supo su secreto, pero en el fondo todos ansían. ¡Quién fuera vida para siempre!
Los seres humanos tendemos a infravalorarla, o a no prestarle atención hasta que peligra la nuestra, o la de algún ente cercano que amamos. Menudos imbéciles somos los seres humanos. Seguramente nos falta una dosis de criptonita, o una pizca de instinto animal.
Partiendo del punto de que hay vida, ¿a qué la dedicamos? A trabajar, a estudiar, a luchar, a llorar, a gritar, a engañar, a matar, a robar, a pelear... ¿Realmente vale la pena? Si mientras hacemos una de estas cosas perdemos la vida, ¿de qué habrá servido todo el proceso?
Me pregunto si habrá algo más por lo que vivir. Algo más allá de la lujuria y de aprovechar las temporadas altas para satisfacernos a nosotros mismos. Algo más que herir a lo que nos rodea y dañar lo que creemos peligroso. ¿Qué hay detrás de un bombero o un enfermero? ¿Fuego, suero? ¿Y de una ama de casa? ¿Amargura, histeria, una cuchara de palo? Tiene que haber algo más que estar siempre queriendo más. Querer más no significa tener más, ni tampoco conseguirlo, o descubrirlo. Querer más es tan sólo eso, un deseo que se difumina en estado gaseoso. Un puñado de aire viciado.
¿Qué hay detrás de la cortina del baño? ¿Y debajo de las raíces de un árbol? ¿Habrá vida allí detrás? ¿Y más allá de las nubes? Puede que sí, pero, ¿de qué nos sirve? ¿Nos hará feliz? Tiene que haber algo más por lo que vivir que un puñado de billetes en un banco y unas cuantas monedas en la cartera. ¿Ahorramos para un futuro? ¿Y qué pasa si no tenemos futuro? Tiene que haber algo más por lo que vivir. La vida puede ser una muralla de ilusiones y deseos que nunca llegarán a cumplirse, pero por los que lucharemos hasta la muerte. Después de todo, el único requisito para morirse es estar vivo. ¿Así que de eso se trata la vida? ¿De morirse? Pues menuda puta la vida. Ahora es comprensible por qué muchos entes no quieren estar en ella y se suicidan. Y si matas a la vida, ¿una nueva volverá? ¿La aprovecharemos esta vez?
Tiene que haber algo más por lo que vivir que pasarnos el tiempo muerto amando, sintiendo y lamentando. ¿Qué es la vida? ¿Un pecado capital? ¿Un frenesí? ¿Qué hay debajo de su cama de rosas? ¿Caballeros a caballo? ¿Unas pinzas de depilar?
¿Para qué sirve la vida?

lunes, 8 de septiembre de 2008

TE TENGO A TI



Me he dormido escuchando la dulzura de tu voz. Me he sentido arropado en tus abrazos y tu amor. Me he jurado no sentirme de segunda mano. He logrado recomponer mi corazón.

He aceptado esa parte que no me gusta de mí. He borrado las zancadillas que puso el pasado. He jurado un nuevo motivo en cada fallo. He logrado quererme un poco más a mí.

He encontrado un refugio para ti en mis manos. He querido convertir estas palabras en canción. He jurado dar mi vida si te ocurre algo. He apostado mi corazón por tu ilusión.

He buscado por delante y por detrás una razón para entender qué queda en mí de lo que fui. Si aún queda algo de inocencia por mi ser que me emocione erizándome la piel. Si soy feliz, me pregunté. ¿Qué tengo yo? Te tengo a ti.
Voy a volar lejos de aquí y no podrán romper tu corazón en mil pedazos. Voy a volar lejos de aquí.
Si soy feliz, me pregunté. ¿Qué tengo yo? Te tengo a ti...


(Gracias por todo, Mercedes Mígel Carpio)

sábado, 6 de septiembre de 2008

MALOS TIEMPOS PARA LAS PÁGINAS


Hay veces en la vida en las que hay que pararse a pensar. Preguntas que giran: ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Podré seguir con este ritmo? ¿Realmente me conviene? Llevo unos días planteándome mil interrogantes que no sé hacia qué puerto van, pero la respuesta la he encontrado en un YO enorme y egoísta. Hace años, ese chico de ojos marrones y pelo alborotado pudo conseguir un título de cuatro años, combinado con varios trabajos, a cual más sacrificado. Tiempos de recuperación, fuerza y mentalidad inquebrantable. Ingenuo o inconsciente al pensar que hoy, seis años después, podía conseguir otra proeza semejante. Pobre de mí. No se puede compaginar un trabajo de 39 horas de taladreo mental constante por semana con quinientas páginas de sabiduría mensual en forma de ordenador.
Como dijo aquel sabio: "preferible es una retirada a tiempo, que una derrota asegurada". No es el momento adecuado, ni el instante preciso. No tengo la fuerza ni el poder. Época de redescubrirme a mí mismo una vez más y de pensar en lo que más me conviene. Descanso momentáneo para las neuronas que quedan en este cerebro y reposo absoluto para mi tranquilidad y desasosiego. No significa un "me rindo", sino un "volveré en otro momento". Demasiados cambios para afrontarlos juntos, así que aconsejable dejarlo ahora antes de quemarme vivo y que se me lleve el "señor".
Tiempo de idiomas, de raqueteos, de amigos, de amores, de familias, de trabajo y de mí, sobre todo de mí.

jueves, 4 de septiembre de 2008

CUENTOS DE UN BIBLIOTECARIO

Un habitáculo lleno de estanterías
que adornan las vigas de madera con sabiduría,
con millones de páginas que esconden secretos
que en ningún baúl gigante caben sin anhelo.
Detrás, veo un hombre cansado de las jugadas del tiempo,
harto de los movimientos hirientes del destino
y con la sonrisa olvidada en los recuerdos del ayer.
Indiferente al deterioro del planeta tierra
y sin pararse a hablar con los caminantes del sendero
confiesa rendirse a los pies de la vida
para proseguir andando como un espectro sin alma.
Y yo, desde aquí, me voy enredando con la impotencia
ideas que van y vienen, pero siempre me atrapa.
Sin pena ni gloria, que es aún peor que hundirse en el océano.
Las palabras se quedan muertas en los labios
y los actos se desvanecen débiles con el viento.
Y yo, desde aquí, no puedo retroceder el tiempo
Tan solo me atrevo a decir que seguimos aquí
con la voz y el corazón intactos.
Todavía podemos crear historias y cuentos.
Siempre podremos ser gruñones bibliotecarios
y sufrirlas en silencio o gritarlas al cielo.
Y no solo se trata de que seamos hoy y aquí amigos
porque después de todo, y ante todo...somos vidas.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

CHAIN, CHAIN, CHAIN


Estar ocupado es un alma de doble filo, puede matarme o ayudarme. A día de hoy creo que la tengo bajo control, y me gusta. De hecho creo que estoy enamorando de ella.
Estar ocupado distrae, evita pensar en otras cosas, y disminuye el nivel de preocupación. Si se emplea bien te deja estar con tu gente, trabajar, estudiar y hacer deporte. Te deja dormir, comer y sonreír, que es lo más importante.
Estar ocupado soy yo, mi vida y mi entorno. Estar ocupado es mi amigo y mi confidente. Gracias por estar ahí, compañero.

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE